viernes, 9 de septiembre de 2011

El tango del gato negro

Guirnaldas de cigarrillos en la acera,
charcos de petróleo en el cielo.
Una figura sinuosa al final de la calle,
y ese eres tú, gato.
Negro es el cielo, negra tu alma de ojos amarillos.
Me hechizas para dejarme caer,
en pesadillas azul cobalto y sueños de mullida piel.
The black cat tango, tango, tango.
Él es un gato negro, de todas y ninguna.
Conoce todos los portales y todas las sábanas.
Nos sentamos entrelazados en el sofá,
sus manos en mi cintura.
Me roza los labios y vuelve el rostro,
Dejándome con el aliento en sus dientes.
-Gato, no juegues con la comida.
Él me mira a los ojos y dice:
-A ti te gusta, y a mí también.
The black cat tango, tango, tango.
Enseña los colmillos y esconde los ojos
sonríe, lentamente.
Un segundo no lo ves y al siguiente está a tu espalda
sus caricias son suaves y profundas.
Pero ya se ha ido, traicionero.
-Gato, no te vayas
él me mira a los ojos y desparece entre la niebla.
Riéndose.
The black cat tango, tango, tango.
Cada noche otra vez, se escapa por mi ventana
Encaprichado con la luna y los ojos brillantes.
Ése es tu juego, gato.
Un baile de máscaras, una danza de amor y desapego.
Gato, travieso.
The black cat tango, tango, tango.
Me cuentas tus historias; son tantas
se entremezclan las mentiras y verdades
-Gato, ¿es eso cierto?
Él se ríe y me pregunta
-¿Qué prefieres?
Y me hechiza y yo me dejo caer.
The black cat tango, tango, tango.

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